Hacia una Asamblea Constituyente

Los especialistas aseguran que hay tratamientos que pueden realizarse antes de tres horas de iniciado el ACV. Las últimas dos Constituciones, la de 1925 y la de 1980, fueron precedidas por golpes de Estado e implantadas con el Congreso clausurado.

¿Quién se encuentra facultado para elaborar un nuevo pacto social? De acuerdo a la teoría constitucional moderna, el poder para establecer una nueva Constitución radica en el pueblo soberano (potestad constituyente originaria), mientras la reforma de la Constitución vigente le corresponde a los poderes constituidos (potestad constituyente derivada), en nuestro país confiada a ambas cámaras del Congreso y al Presidente de la República.

Ahí reside la complejidad de la cuestión constituyente: la Constitución de 1980 (C’80) concluye en su capítulo XV con el procedimiento para reformar válidamente sus disposiciones. En cambio, el procedimiento para crear una nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente, Comisión Bicameral del Congreso u otro mecanismo dirigido a sustituir la C’80 no está regulado, ya que de acuerdo a la teoría moderna, el pueblo es el soberano del poder constituyente originario y no los poderes constituidos.

Las masivas movilizaciones sociales del 18/O exigen un mecanismo amplio y democrático de representación ciudadana para preparar una nueva Constitución, que lo proporciona una Asamblea Constituyente elegida con el mandato único y exclusivo de presentar un proyecto de nueva Constitución, que luego sea sometida a aprobación del pueblo.

¿Y cómo puede alcanzarse una Asamblea Constituyente? Como primer paso, los cabildos que se están desarrollando en distintas comunas y ciudades fortalecen e impulsan la movilización social a nivel nacional y sirven de insumo para reclamarle a los poderes constituidos -Congreso y Presidente de la República- la aprobación de una reforma constitucional que incorpore en la C’80, la convocatoria a un plebiscito nacional en que el pueblo manifieste si quiere una asamblea constituyente.

Las últimas dos Constituciones, la de 1925 y la de 1980, fueron precedidas por golpes de Estado e implantadas con el Congreso clausurado. Se presenta ahora una oportunidad histórica para fortalecer nuestra democracia.

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